La vitamina D3 ó también llamada vitamina solar que en realidade es una pro-hormona esencial para la vida en este planeta, ha demostrado ser esencial a la hora de tratar diversas patologías agudas, crónicas autoinmunes ó degenerativas.

En el caso que nos atañe de enfermedades infecciones respiratorias agudas es de mención especial esta pro-hormona que ejerce diversas acciones benéficas en nuestro organismo, ejerce un efecto neto antimicrobiano, anti-viral, por la producción de péptidos antimicrobianos catelicidinas y beta defensinas humanas. Ademas ejerce efectos indirectos inmunomoduladores que refuerzan la inmunidad innata no especifica.

La 25-hidroxivitamina D apoya la inducción de péptidos antimicrobianos en respuesta a estímulos virales y bacterianos, sugiriendo un mecanismo potencial por el cual la vitamina D podría ofrecer protección contra patógenos respiratorios.

Existe una correlación inversamente proporcional en la concentración de la vitamina D3 y las infecciones virales, a menor concentración de D3 mayor la incidencia de dichas infecciones, entonces es crucial el mantener un nivel optimo de esta formidable pro-hormona, en caso de deficiencia elevar aceleradamente su concentración para combatir estos desafíos infecciosos agudos. La concentración óptima debe entre 60 ng/dl – 80 ng/dl ó aun cifras mas elevadas.

Es de mención especial que al suplir dosis elevadas ó megadosis 20.000 UI, 30.000 UI, 40.000 UI se debe completar con vitamina K2.

En caso de necesidad repentina se pueden tomar dosis de 10.000 UI, cada 8 horas ó 20.000 UI cada 8 horas por dos días y luego bajar a 10.000 UI cada 12 horas, es necesario cuantificar su concentración sanguínea en prueba de laboratorio clínico.

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