“El sistema de pensamiento teórico práctico denominado Vedanta advaita propuesto por Sankara Acharya puede resumirse en la siguiente afirmación: “El individuo es idéntico a brahman (1), el Absoluto no-dual.”
Con el fin de soportar teóricamente tal afirmación, el Vedanta ha formulado dos conceptos profundamente inteligentes, pero interpretados por los estudiosos occidentales de una forma no muy clara, estos son:
Maya: El Absoluto no-dual coexiste con la naturaleza individual en todo momento, desde siempre y hasta el logro de la liberación.
Karma: La naturaleza individual se afianza y perdura debido a la identificación (apego y apetencia de fruto) con la que realiza la acción.
Son estos dos conceptos, maya y karma, parte de los pilares que sostienen de manera teórica la gran mayoría de sistemas de pensamiento indoeuropeos y orientales. Todos estos sistemas de pensamiento intentan de diversas formas interpretar estos dos conceptos con el fin de entender la vida en sus múltiples manifestaciones psicológicas, matemáticas, filosóficas, religiosas, etc.
En cambio, en Occidente limitamos nuestra esfera de realidad según el campo científico de estudio a conceptos como: el Ser y el no-ser, el infinito y la nada, consciencia e inconsciencia. Y, desde allí, montamos el andamiaje sobre el cual se interpreta la vida. Toda ciencia en últimas intenta crear elementos lo suficientemente estables desde donde se pueda interpretar, entender y describir la multiplicidad de la existencia.
El Vedanta, a su vez, propone como límites de la realidad dos nuevos e interesantes conceptos: la dualidad y la No-dualidad. Cualquier ente, proceso, característica, modalidad y circunstancia de la vida individual o colectiva puede ser situado dentro de estos dos extremos. Desde esta misma perspectiva, se diferencian cuatro modalidades de realidad bajo los cuales se clasifica la multiplicidad de la existencia: el mundo externo (de naturaleza dual), el mundo sensorio (de naturaleza interna y dual), el mundo mental (de naturaleza interna y dual), y el mundo no-dual (de naturaleza no-dual).
Además, el Vedanta propone a la realidad no-dual como siempre existente, y a la realidad dual también como siempre existente pero supeditada a la apreciación egoica. Por lo tanto, mientras el ego exista, las dos coexisten: dualidad y No-dualidad. Mientras el ego no exista (2), la dualidad se absorbe de inmediato en la No-dualidad.
De igual manera propone que los tres mundos duales: externo, sensorio y mental, se funden en el mundo no-dual, y para ello presupone al mundo de la No-dualidad como base y causa de todas las cosas con capacidad única de continuidad (3) y estabilidad (4). Por tanto, el Vedanta afirma que lo dual tiene la capacidad innata y espontánea de absorberse en sus causas previas, cuya naturaleza esencial es más estable y más continua. La idea final, por lo tanto, implica resumir un principio posterior sobre el anterior. Por ello, para la percepción de los estados no-duales, tan sólo basta que espontáneamente, se reabsorba el mundo externo sobre el sensorio, el sensorio sobre el mental y el mental sobre la raíz de su propia esfera de existencia que es el mundo no-dual.
El Mundo Dual, el Mundo No-dual
Para su estudio pueden ser subdivididos en:
- El mundo externo ―de naturaleza externa y dual―. Hace referencia al universo que nos rodea y el que específicamente está “fuera” de mí. En resumen, es el mundo objetivo, exterior, en todas sus posibles gamas y niveles. Es todo aquello que no soy yo. Se lo estudia asociado a la naturaleza dual, puesto que para su definición es requisito calificarlo bajo los multifacéticos extremos bipolares: calor, frío; alto, bajo; duro, blando; bueno, malo; etc.
- El mundo sensorio ―de naturaleza interna y dual―. Referido a la propia esfera de realidad de cada individuo. Su función principal consiste en ser instrumento que sirve de contacto con el mundo externo y que permite relación con éste. Se basa, por tanto, en la estructura física y energética asociada a los cinco sentidos como intermediarios entre los juicios mentales y las realidades objetivas externas. Se lo considera de naturaleza dual, pues su funcionamiento varía entre los variados extremos bipolares internos, entre los que puede situarse la vitalidad física o su ausencia, la edad; los factores externos como luminosidad, temperatura, etc.
- El mundo mental ―de naturaleza interna y dual―. Referido a la propia esfera de realidad de cada individuo. Su función primordial radica en ser el instrumento intelectivo al cual llega la información sensoria para ser personalizada, clasificada, fijada y entendida, de tal forma que pueda posteriormente ser evocada. Es el receptáculo y el medio para poder discriminar los contenidos que vienen de los sentidos y a su vez referenciarlos con respecto a los ya existentes. La característica fundamental de este mundo es la facultad de emisión de juicios y la capacidad de hacer síntesis.
Mientras se realiza la práctica de la meditación en el esfuerzo mismo de la absorción de todos los principios sobre la naturaleza no-dual, el mundo mental puede situarse en uno de los cuatro submundos posibles, dependiendo del nivel de profundización del ejercicio meditativo. Ellos son:
Sueño: Estado mental en el cual la actividad de la memoria emerge sin que exista control del soñador. El individuo inmerso en el sueño, crea un mundo ilusorio e irreal que lo atrapa y al cual no logra distinguir como creación propia.
Pensamiento: Estrato mental en el que el individuo se identifica completamente con sus propios contenidos mentales. Es una actividad interior más interesante que la anterior ya que, si bien, al igual que en el Sueño la mente se sumerge en sus contenidos, en este caso, hay sentido de propiedad y de localización respecto a ellos. Los juicios como “Yo soy el actor de los pensamientos” y “Yo soy los pensamientos”, implica la no-diferenciación entre los sucesos evocados y el sujeto que discrimina.
Los pensamientos pueden clasificarse en dos órdenes, dependiendo del origen de la actividad que los induce.
El primer orden de pensamientos hace referencia a los juicios acerca de acontecimientos referidos a través de los sentidos: ruidos externos, contenidos táctiles, información de gusto, olfato, vista. Son denominados pensamientos periféricos, pues se caracterizan por su rapidez e inestabilidad y son originados externamente al sujeto que los percibe. Debido a su continuo cambio y movimiento hacen que el individuo no pueda afincarse establemente en un lugar determinado e interior de sí mismo, haciendo que el sujeto se mantenga en la periferia psicológica que colinda con el mundo exterior.
El segundo orden de pensamientos tiene que ver con los juicios acerca de los contenidos de la memoria; es decir, la mente se sumerge en sus propios mundos internos invocados por la memoria.
Estos son denominados pensamientos inducidos, cuya característica es que suelen ser más estables y continuos que los periféricos. Esto hace que a través de ellos sea más fácil desvertebrar y diluir el mundo sensorio (5). El inconveniente, sin embargo, es que generalmente cuando la mente se sumerge en sus propios mundos internos, el individuo no puede controlar el flujo de la información que aparece y surgen pensamientos inagotables concatenados por relación de hábito y contenido.
Observación: Estrato mental en el cual el individuo no interactúa identificándose exclusivamente con los contenidos mentales provenientes de la memoria, sino que logra desdoblarse en observador y observado. La mente dividida en dos: el sujeto consciente que observa, y otra, el objeto mental observado. Es decir, en la Observación hay sensación de diferenciación mental y al sujeto le es posible la capacidad de situar los contenidos mentales apartados de él mismo.
En el Sueño, y sin reconocer como propia la experiencia que se sucede, el yo permanece ignorante de su propia creación. En el estadio del Pensamiento el individuo nota que él es aquello que piensa. En la etapa de la Observación el sujeto logra detectar aquello que está sucediendo y sabe que es propio, pero lo puede ver diferente de sí.
Concentración: Estrato mental en el cual el sujeto logra diluir toda característica de lo observado y se sume en la contemplación del propio vacío de pensamientos. Entre él y los pensamientos aún sigue habiendo diferencia. Sin embargo, los pensamientos no poseen ahora ni cualidad ni cantidad, tan sólo un “aquello” permanece continuamente percibido por “esto”.
La esfera de la Concentración se caracteriza por ser más continua y estable que la Observación, así como la Observación lo es respecto al Pensamiento y el Pensamiento lo es con relación al Sueño.
La atención asociada a “algo” abre las puertas a la aparición del mundo mental y a su último estrato denominado Concentración. La atención direccionada puede, como máximo logro, llevar a la continuidad de un único y sólo pensamiento. La atención no direccionada induce la No-dualidad, la continuidad de este estado al Presente no-dual. (6)
El mundo de la No-dualidad: Esfera de existencia del Absoluto, del infinito, del eterno. Estrato de realidad donde existen los entes que no tienen límite, que no son “algo” (7) que no pueden ser definidos como “algo” mediante “nombre” y “forma”. Es el mundo que está en mí y que está fuera de mí, pero que no puede ser contactado ni medido y cuya característica primaria es Conciencia pura.
Este mundo de ilimitadas características otorga total y completa estabilidad y continuidad. En él desembocan todos los estados duales, pues es su causa eficiente y formal. Es siempre existente, siempre presente, sin comienzo ni fin.
Es el mundo donde las cosas son, pero no necesitan ser “algo” para ser.
Con el fin de aclarar lo referente a este único y maravilloso estado de realidad, se describirán a continuación tres de sus potenciales niveles:
1. Meditación: Estrato interior en el cual la mente ha adoptado momentáneamente la forma de lo Absoluto. Aparece cuando el individuo sostenido en un pensamiento asociado a no-nombre y no-forma traspasa las fronteras de la Concentración. El sujeto no está en una parte específica de su percepción interior, pero a su vez, no hay ningún lugar donde él no esté.
En la Meditación, la otrora fugaz e intermitente atención ahora permanente, induce la aparición del continuo Presente asociado a la No-dualidad. He aquí por fin el estado inamovible, sereno y libre.
“Semejante a inmóvil llama que arde en quieto ambiente es el yogui de subyugado pensamiento que se abstrae en la contemplación de su Yo.” (8)
2. Samadhi: Estrato interior en el que desemboca la meditación cuando se sostiene continuadamente. Allí, la sensación de Ser, Bienaventuranza y Conciencia Absolutas se hace profundamente intensa.
He aquí la meta final de quienes han aspirado al logro de lo eterno. Quienes así llegan, fundidos en el mar que llena el universo entero de vida, saber y Conciencia logran la meta suprema. Tan sólo la contemplación del infinito puede ser percibida por el infinito. Universos enteros pasan uno tras otro en el juego de la eternidad. Océanos inconmensurables de luz, sonido y existencia se arremolinan en el silencio total. Allí, lo sin nombre lo llena todo. El pasado y futuro se extinguen en la fulgurante realidad de lo siempre presente. El ojo se ve a sí mismo, el oído se oye a sí mismo, el gusto se saborea a sí mismo. El universo sin límite es ahora la nueva y final morada de la mente que ya perdida en pertenencia vuela libre como el viento en el viento.
“Aquellos cuya mente permanece en equilibrio, se sobreponen a todas las cosas de la tierra. El Eterno es ecuánime e incorruptible: y por lo tanto, descansan en el Eterno.” (9)
3. Liberación total: Estrato interior final cuyo resultado deviene del sostenimiento ininterrumpido de la experiencia del samadhi. El experimentador (10) situado aquí, ha terminado su camino, pues él es ahora el camino.
https://www.nodualidad.info/charlas/cuatro-modalidades-de-realidad.html“Pensando en AQUEL, inmergidos en AQUEL, enteramente entregados en AQUEL, quitos por la sabiduría de todo error, van allá de donde jamás se vuelve.” (11)