1.) Las ortomoléculas son lo primero en el diagnóstico y tratamiento médico. El conocimiento del uso seguro y eficaz de nutrientes, enzimas, hormonas, antígenos, anticuerpos y otras moléculas naturales es esencial para garantizar un nivel de atención razonable en la práctica médica.
2.) Las ortomoléculas tienen un bajo riesgo de toxicidad. Los fármacos farmacológicos siempre conllevan un mayor riesgo y, por tanto, son una segunda opción si existe un tratamiento alternativo ortomolecular.
3.) Los análisis de laboratorio no siempre son precisos y los análisis de sangre no reflejan necesariamente los niveles de nutrientes dentro de órganos o tejidos específicos, particularmente no dentro del sistema nervioso. El ensayo terapéutico y la titulación de la dosis suelen ser las pruebas más prácticas.
4.) La individualidad bioquímica es un precepto central de la Medicina Ortomolecular. Por tanto, la búsqueda de dosis óptimas de nutrientes es una cuestión práctica. Las megadosis, dosis de nutrientes superiores a las normales, suelen ser eficaces, pero esto solo puede determinarse mediante un ensayo terapéutico. La titulación de la dosis está indicada en casos que por lo demás no responden.
5.) La Cantidad Diaria Recomendada (RDA) de la Junta de Alimentos y Nutrición de los Estados Unidos está destinada a personas normales y saludables. Por definición, los pacientes enfermos no son normales ni sanos y no es probable que la RDA los atienda adecuadamente.
6.) La contaminación ambiental del aire, el agua y los alimentos es común. La búsqueda diagnóstica de contaminantes tóxicos está justificada y en todos los casos es obligatorio un alto “índice de sospecha”.
7.) La salud óptima es un desafío para toda la vida. Las necesidades bioquímicas cambian y nuestras prescripciones ortomoleculares deben cambiar según el seguimiento, las pruebas repetidas y los ensayos terapéuticos para permitir el ajuste fino de cada prescripción y brindar un grado de salud nunca antes posible.
8.) Los trastornos relacionados con los nutrientes siempre son tratables y las deficiencias suelen ser curables. Ignorar su existencia equivale a una mala praxis.
9.) No permita que el derrotismo médico impida una prueba terapéutica. Los trastornos hereditarios y los denominados “localizables” a menudo responden al tratamiento ortomolecular.
10.) Cuando se sabe que un tratamiento es seguro y posiblemente eficaz, como es el caso de gran parte de la terapia ortomolecular, se requiere una prueba terapéutica.
11.) Los informes de los pacientes suelen ser fiables, el paciente debe escuchar su cuerpo, el médico debe escuchar a su paciente.
12.) Negar la información del paciente y el acceso al tratamiento Ortomolecular es negarle al paciente el consentimiento informado para cualquier otro tratamiento.
13.) Informar al paciente sobre su estado; proporcionar acceso a toda la información técnica y los informes; respetar el derecho a la libertad de elección en medicina.
14.) Inspire al paciente a darse cuenta de que la salud no es simplemente la ausencia de enfermedad, sino el logro positivo de una función y un bienestar óptimos.
15.) La esperanza es terapéutica y las terapias ortomoleculares siempre son valiosas como fuente de esperanza. Esto es ético siempre que no haya tergiversaciones o engaños.