“La semana pasada fui a comprar unos postres y pan de masa madre en una panadería francesa cerca de mi casa, por la fractura de un hueso del carpo o muñeca izquierda acaecido hace un mes ya, todavía llevaba las férulas en el antebrazo izquierdo y una bolsa grande de la lavandería con el brazo derecho, al regresar me detuve en una esquina transitada y recogí unas flores para mi amada bella, al recogerlas no me percate y recogí sólo la de la lavandería, no la del pan un sanduche de pesto y unas tajadas de pan de arándanos,  al llevar al apartamento y descargar la bolsa de la lavandería me di cuenta que la había dejado en el andén, me dije para mí, “plop se me olvido la bolsa con los panes y el sanduche, !” y bueno me regresé pensando que la había perdido y que alguien probablemente ya la había recogido, estaba a unas 6 cuadras, y ya llegando me di cuenta que en sentido contrario venían tres personas del lado de mismo andén donde había dejado las viandas, pasaron a mi lado y luego llegue al sitio del olvido, para mi sorpresa, estaba la bolsa con todas la delicias tal y cómo la había dejado !”

Reflexión

Quede estupefacto al darme cuenta que debieron haber pasado más personas y ninguna recogió su contenido !

Al continuar mi caminata para el consultorio, reflexione que si bien es cierto que me distraje, tal condición es muchísimo más común de lo pensado, dichas distracciones neuro-cognitivas son el pan diario de una sociedad abotagada de tanta información innecesaria, controlada constante y profundamente.

Introducción
En medio de ciudades agitadas, saturadas de ruido, pantallas y prisas, recuperar la calma, el enfoque y la alegría auténtica se vuelve un acto profundo de amor propio. Hoy más que nunca, las distracciones visuales y cognitivas no solo roban nuestra productividad, sino también algo mucho más valioso: la calidad de nuestra experiencia de vida.

La pérdida del foco: una desconexión de nosotros mismos
Cada notificación que suena, cada movimiento fugaz que capta nuestro ojo, cada interrupción innecesaria no solo desvía nuestra atención momentáneamente: fragmenta nuestra mente.
Perder el foco es desconectarnos de la esencia de vivir: sentir, observar, respirar, ser.
Cuando nuestra mente salta de un estímulo a otro sin pausa, perdemos también el gozo natural de simplemente estar presentes.

Atención plena y alegría cotidiana
La práctica de la atención plena (mindfulness) nos recuerda que la vida sucede aquí y ahora. Al enfocarnos plenamente en lo que hacemos —ya sea trabajar, conversar, caminar o simplemente respirar—, cultivamos un estado de calma que nos conecta con una alegría sencilla y profunda.
Más que una técnica, la atención plena es una forma de vivir que abraza la vida con todos los sentidos despiertos.

La naturaleza: maestra de la presencia
Frente al ritmo artificial de las urbes, la naturaleza ofrece una enseñanza constante de presencia y plenitud.
Caminar entre árboles, escuchar el viento, observar el fluir del agua… son experiencias que nos devuelven a un estado natural de calma y atención.
La naturaleza no exige, no distrae: invita y sostiene.

Vivir de manera saludable hoy
Construir un estilo de vida consciente y amoroso implica:

  • Crear espacios de calma: Hogares sencillos, con elementos naturales que inviten al descanso de la mente.

  • Cultivar rituales de presencia: Respiraciones profundas, pausas conscientes, momentos de gratitud diaria.

  • Reducir el ruido digital: Darse permisos para desconectarse de pantallas y reconectarse con uno mismo.

  • Buscar el verde incluso en la ciudad: Jardines, parques, terrazas llenas de plantas… cualquier contacto con la vida natural es medicina.

  • Disfrutar de lo esencial: Redescubrir el gozo en la simplicidad: una charla sincera, un cielo estrellado, un abrazo sentido.

Conclusión
La verdadera plenitud no está en hacer más, sino en ser más consciente.
En medio del ruido urbano y la prisa moderna, cada momento de atención plena, de sosiego, de alegría sencilla, no es un acto de resistencia: es un acto profundo de amor propio.
Hoy, más que nunca, vivir con foco, calma y gozo es una elección amorosa hacia nosotros mismos y hacia la vida que nos rodea.

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