Pocos diagnósticos conmocionan tanto a los pacientes como la noticia de que padecen cáncer, una pandemia moderna en todo el mundo. El cáncer es una enfermedad multifactorial que requiere un plan de tratamiento multifactorial: cambios médicos, nutricionales y de estilo de vida, así como apoyo emocional, social y espiritual.
Un enfoque eficaz para el cáncer debe ser verdaderamente integrado. Este libro muestra que una nutrición óptima y la administración de suplementos dietéticos deben formar parte de todo tratamiento contra el cáncer.
La nutrición no sólo es preventiva, sino que también tiene un poderoso potencial terapéutico.
La medicina ortomolecular restablece el entorno óptimo en el cuerpo para combatir el cáncer mediante la corrección de desequilibrios o deficiencias.
Los autores, además de ser profesionales de la salud, han tenido experiencias personales con esta enfermedad potencialmente devastadora. «Tengo cáncer: ¿Qué debo hacer?» traza un programa que los propios autores seguirían y que incluye: estrategias dietéticas anticáncer, suplementos para optimizar las defensas inmunitarias del organismo, terapia de desintoxicación, ejercicios, técnicas de relajación y potenciación psicológica/espiritual positiva. Los pacientes de cáncer se benefician de la combinación de terapia convencional y ortomolecular. Las estrategias nutricionales pueden mejorar la fortaleza general para mantener la salud y ganar la batalla contra el cáncer.
Esta es una enfermedad devastadora que afecta a millones de personas en todo el mundo. Para combatir esta enfermedad, se ha desarrollado un enfoque de tratamiento integral que abarca diferentes modalidades, como la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. Este enfoque busca no solo tratar físicamente, sino también brindar apoyo emocional y psicológico a los pacientes. La compasión y la gratitud son valores fundamentales en este proceso, ya que permiten crear un entorno de cuidado y apoyo para aquellos que luchan contra el cáncer.
¿Qué hacer si tienes cáncer? – Dr. González
Un diagnóstico de cáncer es impactante, pero hay pasos clave a seguir para enfrentarlo. Es vital adoptar un enfoque integral que combine tratamiento médico con apoyo nutricional, emocional y espiritual. La medicina ortomolecular es fundamental, ayudando a equilibrar el cuerpo mediante la corrección de deficiencias. La nutrición no solo previene, sino que también tiene un potente efecto terapéutico. Además de los tratamientos convencionales como cirugía y quimioterapia, incorporar estrategias dietéticas, suplementos, desintoxicación, ejercicio y técnicas de relajación puede fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la salud general.
Los protocolos de rehabilitación metabólico-mitocondrial para el cáncer requieren un abordaje compasivo – integrativo, ecléctico, los cuál van a modular, regular, optimizar todos los sistemas orgánicos (conjunto de partes u órganos en interacción que comparten información vital para su coexistencia), son ultraselectivos quiere decir que van a inducir la muerte o apoptosis celular en las células madres cancerosas; dichos protocolos generan efectos pleiotrópicos o multipropósito positivos:
(mejoran la calidad de vida, refuerzan la matrix de coágeno, tienen un efecto anti-inflamatorio, múltiples efectos regenerativos, mejoran y optimizan las fases de detoxificación hepática, ayudan a disminuir el estrés oxidativo exagerado y lesivo, disminuyen la carga exagerada de intoxicación crónica de metales pesados, mejoran la circulación, perfusion sanguínea, aumento la entrega de O2 u oxígeno y el balance del CO2 intracelular, ayudan a contrarrestar los efectos pleiotrópicos negativos de los medicamentos alopáticos ó de los agentes quimioterapeúticos, optimizando ademas los efectos de los mismos en el cuerpo, etc.).
En un sentido amplio son protocolos que tratan al paciente como un Todo y no como Una parte, es decir se tiene en cuenta los aspectos ó dimensiones: física, emocional, mental y energético Superior, maximizando, estilizando con el paso de los días TODO el funcionamiento energético integral, hasta obtener lo que cada paciente y terapeuta puedan trabajar, teniendo en cuenta todas la variables conocidas ó no en pro de ayudar efectiva y cabalmente al paciente en su enorme desafío llamado por algunas personas cáncer.
Como Médico ortomolecular con amplia experiencia en cáncer y en el uso de vitamina C farmacológica endovenosa, es fundamental comprender tanto las bases bioquímicas como las aplicaciones clínicas de esta terapia emergente. La medicina ortomolecular se centra en el mantenimiento de la salud y el tratamiento de enfermedades mediante la variación de concentraciones de sustancias naturales presentes en el cuerpo humano. La vitamina C (ácido ascórbico buferado ó ascorbato de sodio ) es una de estas sustancias, con un papel crucial en la prevención y tratamiento del cáncer cuando se administra en dosis farmacológicas por vía endovenosa.
Bases Bioquímicas de la Vitamina C
La vitamina C es un antioxidante potente que neutraliza los radicales libres y reduce el estrés oxidativo, que puede dañar el ADN y contribuir al desarrollo de células cancerosas. Además de sus propiedades antioxidantes, la vitamina C participa en la síntesis de colágeno, mejora la función del sistema inmunológico y facilita la absorción del hierro no hemo.
Mecanismos de Acción en el Cáncer
Propiedades Pro-oxidantes a Altas Dosis
A diferencia de la administración oral, la vitamina C intravenosa (IV) puede alcanzar concentraciones plasmáticas muy altas que permiten una acción pro-oxidante selectiva en células cancerosas. A estas altas concentraciones, la vitamina C puede generar peróxido de hidrógeno en el microambiente tumoral, una molécula que es tóxica para las células cancerosas pero no afecta significativamente a las células normales debido a sus mayores capacidades antioxidantes.
Estimulación de la Apoptosis
La vitamina C farmacológica IV puede inducir apoptosis en células cancerosas, promoviendo la muerte celular programada y evitando la proliferación descontrolada. Este efecto es esencial para controlar el crecimiento tumoral y prevenir la metástasis.
Inhibición de la Angiogénesis
La vitamina C puede inhibir la angiogénesis, el proceso por el cual los tumores desarrollan nuevos vasos sanguíneos para alimentarse y crecer. Al restringir el suministro de nutrientes y oxígeno al tumor, se puede limitar su crecimiento y diseminación.
Mejora de la Función Inmunológica
La vitamina C fortalece el sistema inmunológico al aumentar la producción y la eficacia de linfocitos y fagocitos, células clave en la defensa contra el cáncer. Un sistema inmunológico más robusto puede reconocer y destruir más eficientemente las células cancerosas.
Evidencia Clínica y Estudios
Varios estudios han explorado el uso de vitamina C farmacológica IV en pacientes con cáncer, con resultados prometedores pero aún preliminares. Los ensayos clínicos han demostrado que la administración de vitamina C en altas dosis por vía intravenosa puede mejorar la calidad de vida de los pacientes, reducir los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia, y en algunos casos, retardar la progresión del tumor.
Por ejemplo, un estudio publicado en “Science Translational Medicine” en 2014 mostró que altas dosis de vitamina C IV mejoraron la efectividad de la quimioterapia en pacientes con cáncer de ovario. Otro estudio de 2017 en “Cancer Cell” indicó que la vitamina C IV podría ser particularmente efectiva contra las células madre cancerosas en cáncer colorrectal.
Protocolos de Administración
Dosificación y Supervisión
La dosificación de vitamina C IV varía dependiendo del tipo y estadio del cáncer, así como de las características individuales del paciente. Generalmente, las dosis oscilan entre 10 y 100 gramos por infusión, administradas de 2 a 3 veces por semana. Es crucial monitorear los niveles plasmáticos de vitamina C y ajustar la dosis según la respuesta del paciente y la tolerancia.
Integración con Tratamientos Convencionales
La vitamina C IV debe integrarse cuidadosamente con otros tratamientos convencionales, como la quimioterapia y la radioterapia. La coordinación entre oncólogos y médicos ortomoleculares es esencial para maximizar los beneficios terapéuticos y minimizar los riesgos de interacción.
Consideraciones de Seguridad
La administración de vitamina C IV es generalmente segura cuando se realiza bajo supervisión médica. Sin embargo, es importante evaluar la función renal del paciente antes de iniciar el tratamiento, ya que la vitamina C puede aumentar la excreción de oxalato y, en raros casos, causar nefrolitiasis (cálculos renales). Además, se debe evitar en pacientes con deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (G6PD), debido al riesgo de hemólisis.
Perspectivas Futuras
La investigación en el uso de vitamina C farmacológica IV para el tratamiento del cáncer está en constante evolución. Los estudios actuales y futuros buscarán establecer protocolos de tratamiento más precisos, identificar los tipos de cáncer más sensibles a esta terapia y combinarla con nuevas estrategias terapéuticas.
En resumen, la vitamina C farmacológica intravenosa ofrece una vía prometedora y complementaria en el tratamiento del cáncer. Su capacidad para actuar como pro-oxidante en altas dosis, inducir apoptosis, inhibir la angiogénesis y fortalecer el sistema inmunológico, la posiciona como una herramienta valiosa en la medicina ortomolecular oncológica. Sin embargo, es esencial que su uso se base en evidencia científica sólida y se administre dentro de un marco clínico riguroso y multidisciplinario.
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