“La Fundación Weston A. Price es una organización sin fines de lucro, fundada en 1999 para propagar la investigación sobre nutrición del Dr. Weston Price. Sus estudios en pueblos desolados, no-industrializados, contribuyeron a establecer parámetros para la salud humana y a determinar las características óptimas de la dieta humana. El Dr. Weston A. Price, dentista con su consultorio en EEUU, decidió viajar por todo el mundo en los años treinta, estudiando culturas indígenas que todavía seguían las dietas tradicionales de sus ancestros, viviendo según las leyes y los patrones de la Naturaleza de SU parte del mundo.  

Él fue a Perú, Nueva Zelandia, Alaska, Escocia, Polinesia, Florida, Suiza, Kenia, Australia y muchos otros lugares en búsqueda de la sabiduría ancestral acerca de la alimentación, en búsqueda de gente que gozaba de una salud óptima.  Tenía que viajar al extranjero porque en aquella época en EEUU y Canadá casi todo el mundo ya había cambiado su dieta a una más moderna……comiendo productos como harina blanca, azúcar blanco, aceites vegetales procesados, y alimentos enlatados. 

Encontrar a alguien con una salud óptima, tanto en la boca como en el organismo entero, ya era casi imposible es esos países supuestamente “desarrollados.” A diferencia de sus homólogos modernos (que obviamente consumían una dieta moderna, procesada, ya en los años treinta), los miembros de estos grupos indígenas de todas partes del mundo disfrutaban de un estado de salud óptimo, libre de las enfermedades crónicas de la sociedad moderna, incluyendo la degeneración dental (la presencia de caries).  

De hecho, el Dr. Price en sus estudios de gente comiendo tradicionalmente, encontró un promedio de una sola carie entre cada 1000 dientes indígenas estudiados.  Esa no es una proporción que encontramos en el mundo “desarrollado” hoy en día, incluso con el acceso que muchos tenemos a la odontología moderna. El Dr. Price llegó a la conclusión de que esa gente indígena que él estudió, tenía sabiduría que el hombre moderno ya se había perdido (o mejor dicho, que se había olvidado).  Ellos tenían conocimiento que nosotros ya no nos recordamos…”